Desde
el año pasado Gualeguay tiene su Premio Municipal de Artes Plásticas. Dicho
premio fue en su origen: regional, pero en 2017 pasó a ser provincial. Hace
unos días se conocieron los ganadores de este Premio, en sección Dibujo. Los
jurados fueron: el arquitecto José Luis Saffer, Director del Museo Provincial
de Arte y Grabado “Artemio Alisio”, de Concepción del Uruguay; el artista plástico
y Director de Cultura del Municipio: Néstor Medrano, y también de Gualeguay: la
Secretaria de Turismo, Cultura y Deportes: Miguelina Pitón. Entre las paredes
del Museo Quirós se determinaron los ganadores: 1º premio: “Homenaje a Cachete
G1” (técnica mixta), obra de Marcelo José Vázquez (Concordia); 2° premio: “El
cielo que nos toca 1” (técnica: lápiz-color-tinta), obra de Ana María Garello (Paraná);
3° premio: “El Cardenal” (técnica mixta), obra de Alberto Bonus (Gualeguaychú).
Menciones: “El Parquero” de Macarena Cabrera Frizzo (Gualeguay); “Mujer mirando
la luna” de Evangelina Pérez (Gualeguay); “Sin título” de Nicolás Benítez (Gualeguay);
“Volver a Gualeguay I y II” (conjunto de obras) de Ángel Mallarino (Gualeguay);
“Expresiones” de Martín Lucero (Gualeguay).
Marcelo Vázquez (2016) |
Volveré
entonces a encontrarme con Marcelo Vázquez, escritor y artista plástico, que
acaba de ganar el primer premio del concurso organizado en la ciudad/río.
Conocí a Vázquez en el Museo Quirós, cuando -junto al también escritor, poeta,
plástico: Luis Alberto Salvarezza (que presentaba su libro sobre Derlis
Maddonni)- llegó a Gualeguay para presentar su libro “Tres dibujantes
entrerrianos” (2012), donde ensaya sobre los plásticos Roberto “Cachete”
González, Julio Alfredo “Freddy” Martínez Howard y Nicolás Passarella.
Aquella
vez, en 2014, la entrevista estuvo referida a su trabajo como investigador y
escritor, hoy hago centro en su quehacer como plástico. Vázquez cuenta su
inicio: “Mi formación en la parte artística en cierta medida fue y es
autodidacta, al menos de manera indirecta. Si bien por mi profesión de
arquitecto tuve que pasar por diversas materias teóricas y prácticas que se
vinculan con la transmisión de ideas mediante recursos plásticos y
compositivos, creo que el ejercicio práctico, casi constante, de dibujar, la
lectura, el sentido de la observación de todo lo que nos rodea (la realidad), y
el intercambio con personas de cierta sensibilidad, para mi caso, reitero, es
lo que fue y va fraguando mi propia experiencia. En lo personal, este cúmulo de
cosas, más la necesidad de expresarme, de ‘decir algo’, de formalizar una idea,
es lo que motiva mi evolución”.
¿Hubo
en Marcelo Vázquez un llamado determinante para iniciar su trabajo plástico?: “Quizá
no hay un hecho puntual, dado que desde muy chico me interesó imaginar algo y
básicamente dibujar esas creaciones, representar y comunicar lo supuesto, con
mayor o menor acierto. Y eso se fue afianzando con el tiempo, nada especial,
una instancia que sucede a muchos. Después alguien se interesa y te alienta
(docentes en mi caso), porque creen que poseés ciertas condiciones. La
representación también se va independizando en sí misma. Luego aparece un
premio en un concurso, te invitan a exponer y de esa manera vas creciendo. Ese,
más o menos, es mi camino, que no finaliza, porque siempre estoy pensando,
dibujando y participando; y este modo de andar también es una forma de opinar e
intercambiar, porque constantemente la imagen cambia, posee un contenido sobre
algo que vos deseas comunicar o llevas adentro, y también, a veces, es una
expresión que surge, en parte, desde lo inconsciente. Luego, cuando lo
producido llega a un receptor y le provoca una sensación especial, con seguridad
inexplicable, allí quizás se conforma uno de los vínculos o fines particulares
que genera el arte”.
Vázquez
es arquitecto, escritor, plástico, su silenciosa y sincera manera de llevar los
oficios, su río: “No quisiera ‘montarme’ rigurosamente y en absoluto en todas
estas disciplinas que mencionás, si bien es cierto que son prácticas que uno
desarrolla con determinada frecuencia. Son quehaceres que trato de llevar como ‘formas
de hacer o expresarme’, y que los voy ejerciendo con naturalidad (sin rótulos
de profesión preestablecidos), tal vez por la necesidad de compartir con los
demás ciertos sentimientos, información, conocimientos, o definir algunas
ideas. Fijate que en la antigüedad una persona ‘preparada’ poseía varios
saberes disciplinares a la vez; al mismo tiempo esto tenía un sentido ético,
porque aquello de ‘Bien, Belleza y Verdad’ era indivisible, una especie de ‘imperativo
categórico’. Hoy vivimos en una época de ‘expertos’ y ‘especialistas’ con
saberes individualizados por disciplinas, con valores relativos, diferentes o
divididos. Digo porque, en ese sentido, hay gente que toma la cuestión de
manera peyorativa. Piensan que si alguien desempeña una actividad no puede
ejercer otra. No obstante, salvando las distancias, me conformo pensando que
desde Leonardo, que fue pintor, arquitecto, anatomista, inventor, etc., pasando
por Le Corbusier (arquitecto, urbanista, pintor, escultor y hombre de letras),
etc., en muchos casos y en todos los tiempos y lugares se ha dado este tipo de ‘convivencia
de oficios’ que vos planteas. Sin ir más lejos, nuestro Juanele Ortiz fue
además un sensible dibujante que plasmó en varios trabajos su doble vocación de
poeta y plástico. Don Linares Cardozo al mismo tiempo de educador, cantautor y
poeta, fue un pintor marcadamente influido por nuestro ambiente. Y también
desde estos lares gualeyos viene a mi recuerdo el caso de Derlis Maddonni que a
la vez de ser un notable dibujante, paralelamente escribía prosas, aforismos,
con gran maestría, entre otras actividades. Los ejemplos podrían seguir, pero
lo que vale recalcar es que muchas personas no se cierran en una sola vocación
para proyectarse en otras direcciones del conocimiento y la creación, eso es lo
apreciable. Y en la actualidad hay muchos entrerrianos que poseen esa condición
al servicio de resaltar valores, defender nuestra tierra, su historia e
identidad, su gente, y este punto, sí,
es el que me interesa trabajar desde distintos ámbitos”.
Autorretrato con cuervo. |
Marcelo
se enteró del Concurso en Gualeguay: “El hecho de participar resultó no sólo un
desafío, casi sin exagerar, un compromiso. Yo había estudiado, relevado y sigo
observando mucho, muchísimo te diría, toda la obra de Cachete, que siempre me
resultó muy atrayente como personaje entrerriano, y naturalmente desde lo
plástico. Parte de ese trabajo me sirvió para comparar su labor con la de otros
artistas como Julio Martínez Howard y Nicolás Passarella, y que dio origen al
libro ‘Tres Dibujantes Entrerrianos’. Así, desde los primeros esbozos, fui
pensando que la idea del dibujo a presentar tenía que recordar y homenajear a
Cachete de una manera especial, no a partir de algo demasiado evidente o
textual, sino desde una alusión más o menos alegórica”.
Obra premiada: Homenaje a Cachete G1. |
Toda
obra guarda un relato, un cúmulo de pistas, señales, y no todas provienen de
mundos lógicos o reconocidos; entonces pregunto por el relato, la historia de
la que procede la obra premiada: “Homenaje a Cachete G1”: “Esto de ninguna
manera sería una explicación de la imagen, instancia que cada uno debe
interpretar a su manera, pero siguiendo tu propuesta, se podría imaginar que: ‘En
Gualeguay un mago y un payaso, junto a otras personas de la ciudad, todos
admiradores e identificados con la obra de Cachete, deciden recordarlo
particularmente. Para ello observan con atención su obra, se detienen en los
dibujos del ‘Martín Fierro’, y fascinados por los innumerables caballos que lo
pueblan, deciden que uno de estos animales bien podría ser parte de esa
evocación. Alguien también aportó que la escritora Olga G. de Massoni recordaba
que Roberto González, de chico, sentía pasión por los caballos de calesitas, de
allí su predilección posterior por figurarlos. Así, ya decididos a construir la
representación del equino como homenaje, resuelven mostrar un modelo pequeño
para juntar fondos y lograr su posterior construcción a escala real, pensando
plasmarlo en medio de un gran parque donde muchos gurises concurren a jugar. El
dibujo se detiene y captura, a la manera de una instantánea, el momento exacto
en que los organizadores del mundo circense se muestran satisfechos y
orgullosos con la obra que van a realizar’”.
La
presencia de Cachete como inspiración: “Sin dudas la particular vida de
Cachete, como toda su obra, un trabajo innumerable que no termina nunca, porque
sigue y sigue apareciendo, pareciera que ‘fantasmalmente’ como bien vos lo
expresás en varias notas del ‘Churrasquero’: todo esto es un motivo para
pensar, motivarse y trabajar. Como dato anecdótico te cuento que no me fue
fácil conseguir el clima que buscaba para el dibujo; hicieron falta muchísimos
bocetos previos hasta dar con la idea, para luego detenerse en el punto justo,
ni una línea más, ningún otro detalle, porque la obra se te cae o pierde. Me
sucedió muchas veces. Afortunadamente parece que en esta ocasión lo logré”.
Marcelo
Vázquez, trabajador de la cultura, se toma un momento, en estos tiempos veloces
y poco solidarios, para agradecer: “Estimo muchísimo y agradezco a la
Municipalidad de Gualeguay, a la gente de Cultura, que emprenda experiencias
como ésta en la que he participado. Darle valor a lo regional y provincial en
espacios así, que fomentan la creación artística entrerriana, son fundamentales
para poder encontrarnos, reconocernos, valorar a los nuestros, en este caso a
Cachete; supe que antes fue otro grande: el celebrado: Antonio Castro. Todo
indica que se está en la senda correcta. Pues, si no empezamos a vernos desde
acá, nadie va a venir a hacerlo desde afuera”.
Marcelo
Vázquez me contó sobre su quehacer artístico desde Concordia, espero mañana
viernes, en la inauguración en el Museo Quirós, estrechar su mano de pintar, y
comunicarme con su comunidad de almas, porque varias son sus felices sintonías.
Será un buen momento para saludar la convocatoria del premio y a los premiados
con una copa de vino tinto.
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